Vino del sur
y se extendió plácido como una manta blanca
Como una página olvidada
Y nunca escrita
E hizo temblar a las viejas
E hizo bailar a las tortugas
Y todos en el valle no recordaron
Aquella fábula de tiempos inmemoriales
Que hablaba de la Nada,
-sin dar nombres por si acaso-
la Nada amaneciente como un sol naranja
sobre el océano
sobre la noche
sobre las horas del tiempo antiguo de las horas
y los monasterios
y los segundos…
la Nada tremolante sobre el filo de las nubes
la Nada crepitando en el brillo de la aurora
la Nada vertebral innominada
la Nada victoriosa
cero póstumo
nido vertebral de la muerte
pequeña nada
aguaviva
luminosa
y se extendió plácido como una manta blanca
Como una página olvidada
Y nunca escrita
E hizo temblar a las viejas
E hizo bailar a las tortugas
Y todos en el valle no recordaron
Aquella fábula de tiempos inmemoriales
Que hablaba de la Nada,
-sin dar nombres por si acaso-
la Nada amaneciente como un sol naranja
sobre el océano
sobre la noche
sobre las horas del tiempo antiguo de las horas
y los monasterios
y los segundos…
la Nada tremolante sobre el filo de las nubes
la Nada crepitando en el brillo de la aurora
la Nada vertebral innominada
la Nada victoriosa
cero póstumo
nido vertebral de la muerte
pequeña nada
aguaviva
luminosa
Y nadie pudo referirla a los niños
Y nadie pudo compartirla con su perro
Porque nadie podía decir nada