Historia del niño que hizo una
mueca
Un gesto feo, una cara rara
El viento sopló cuando no debía
Y ASÍ ¿Ya ves? le quedó la cara...
Historia triste si es que las
hubo:
Quedó tan feo como una rata
Su madre al verlo murió del susto
Su padre al verlo estiró la
pata...
Gritaron sus hermanas y del grito
Murió una tía que estaba mala
Murió una monja que andaba cerca
Y estallaron los vidrios de la
sala.
Tropezó el bisabuelo con la pata
Que el padre había estirado en la
escalera.
Cayó rodando: se rompió tres
brazos
Pasó un tractor y lo aplastó en
la acera.
A patadas lo echaron de su casa
A patadas le gritaron ¡Vete
afuera!
¡Que tu rostro hace aullar al Tío
Alberto!
¡Que le dan urticarias a la
abuela!
Durmió en una jaula del zoológico
Por un tiempo y la vida fue
sencilla
Mas no duró: los pobres animales
Por las noches tenían pesadillas.
Buscó trabajo en un viejo circo
Y en un teatro, más fue un
fracaso
Al verlo el público moría de
miedo
Y en lágrimas rompían los
payasos.
Un periodista le hizo una foto
Y algún bromista en primera plana
La publicó: una epidemia de
suicidios
Sacudió la capital esa semana.
Al final lo sacaron a empujones
De la ciudad gritándole
improperios
Tan larga era la lista de los
muertos
Que ya no daba abasto el
cementerio.
El niño, triste, se hizo una
bolsa
De cuero negro y con eso andaba
Doblado y torpe, mudo y callado…
¡Nadie podía echárselo en cara!
Un día al borde de un precipicio
Gritole al viento que estaba
harto
¡Quería de nuevo su antigua cara!
Y el viento ¡vaya! Le oyó en el
acto.
Sopló una corriente misteriosa
Y en un segundo le cambió el
semblante
Aunque el niño ya no era más un
niño
Aún tenía la vida por delante.
Se casó, compró un perro y una
vaca
Estudió para campeón de karate
Ganó un premio al mejor
ascensorista
Dio dos vueltas al mundo con su
yate.
En un abrir y cerrar de orejas
El tiempo vino y se fue en un
segundo
La vida ya no le depara sustos
Su rostro es el más normal del
mundo.
Aunque a veces de noche cuando
llueve
Siente en la panza una cosa rara
El niño que ahora ya no es niño
¿Quién lo diría? ¡Extraña su otra
cara!