Dijo uno:
No soy mal tipo: Incluso lo respeto.
-Lo aborrezco quitándome el sombrero-
Maldecir, como cuadra a un caballero
Debe hacerse en la forma de un soneto.
¿Cuál improperio le echaré primero?
¿En cuántas lenguas le diré “¡Paleto!”,
“¡Mentecato!” o “¡Truhán!”? ¿Será discreto
desear que un burro le patee el trasero?
¡Que le crezca un tentáculo en la axila!
¡Que le cante en la oreja una soprano!
¡Que al ver en el quirofano a un gorila
Le aclaren que es el neurocirujano!
¡Que se pierda de amor por una anguila!
(Y que su padre no le de su mano).
Dijo el otro:
No se usted, pero yo creo
Más correcto en este trance
Responder sus vituperios
En la forma de un romance.
Y en octosílabos claros
Con cada rima asonante
De aquello que me desea
Desear que el doble lo alcance.
¡Que un torbellino de burros
le peguen hasta cansarse!
¡Que un pulpo entero le crezca
en el trasero al sentarse!
¡Que le griten en la oreja
Todo un coro de cantantes
Con hipo y desafinados
Con catarro y principiantes!
¡Que el gorila al operarlo
Le provoque tal dislate
Que ya no sepa si es hombre,
Pulpo, gorila o cantante!
¡Que la anguila tenga novio!
¡Que al despedirlo su padre
Le de su mano en un frasco
Deseandole un muy buen viaje!
Dicho lo cual se tiraron las narices.
Cada cual a su turno y de parado
Y estrechándose la mano sin rencores
Se marcharon cada uno por su lado.